En el corazón de un mundo que cambia, en el
que persisten y se agravan injusticias y sufrimientos inauditos, estáis
llamados a realizar una lectura cristiana de los hechos y de los fenómenos
históricos y culturales. En particular, debéis ser portadores de luz y
esperanza en la sociedad actual. No os dejéis engañar por optimismos ingenuos;
por el contrario, seguid siendo testigos fieles de un Dios que ciertamente ama
a esta humanidad y le ofrece la gracia necesaria para que pueda trabajar
eficazmente en la construcción de un mundo mejor, más justo y más respetuoso de
la dignidad de todo ser humano. El desafío que la cultura contemporánea plantea
a la fe es precisamente este: abandonar la fácil inclinación a pintar
escenarios oscuros y negativos, para trazar posibles vías, no ilusorias, de
redención, liberación y esperanza".
(Discurso del Santo Padre S. Juan Pablo II a
los participantes en el VII Congreso Internacional de los Institutos
Seculares).
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