Pero nosotros, ¿por qué
motivo debemos hacernos religiosos? San Agustín dice a los cristianos: “Mirad
quién nos llama”. Pues bien, escuchad esta voz que os llama y está en la
Sagrada Escritura: Permaneced en la vocación en la que estáis.
Y aquí lo maravilloso es
que el Señor no dice: “Conoce o procura conocer tu vocación”. No; para quien
está en vuestro caso, no es cosa difícil el conocerla; lo que nos dice es que
no se cierren los oídos a las voces que el Señor nos hace oír; que uno procure
lo necesario de virtud, de buenas obras o de ciencia que se requiere para
seguir esta vocación; después tranquilos estemos, que el Señor nos la hará
conocer fácilmente; aún más, desde que nacemos nos predispone las cosas que nos
han de conducir a seguir su vocación o llamada.
Me parece un error grave
el decir que la vocación es difícil de conocer. El Señor nos pone en tales circunstancias,
que nosotros no tenemos más que ir adelante, solamente hay que corresponderle.
Es difícil conocerla cuando no se quiere seguir, cuando se rechazan las
primeras inspiraciones. Es ahí donde se embrolla la madeja.
Uno comienza por descuidar
la vocación, y después no sabe; le parece, no le parece…
Si se sigue el primer
impulso de la gracia, las cosas cambiarán de aspecto. Mirad, cuando uno está
indeciso sobre hacerse o no religioso, os digo abiertamente que éste ya tuvo
vocación; no la ha seguido inmediatamente y se encuentra hora algo embrollado e
indeciso. Decidle que rece, que se aconseje; pero hasta que no da una patada a
todo y se arroja únicamente a las manos de Dios, estará siempre inquieto. Hace
que se decida a hacerse religiosa; entra y con aquel acto termina todas las
inquietudes. ¿Por qué? Porque ha terminado por seguir aquella voz del corazón
que se lo imponía. De modo que a mí me parece clarísimo y natural el consejo
del Apóstol: Permaneced en la vocación en la que estáis. Porque si el Señor os
ha hecho desear y os ha conducido hasta este lugar, es decir, os ha dado la
gracia ya de encarnar el deseo que os ha dado, es esto señal evidente de que Él
es quien os llama.
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