Replicará alguno “¿Pero
estoy yo verdaderamente cierto de haber sido llamado para permanecer en esta
vocación?” Y ¿no está establecido el noviciado en todas las congregaciones de
intento para que el novicio, en el año de prueba, vea si verdaderamente está
llamado por el Señor a aquella vida y para dar tiempo a los superiores de poder
conocerlo y después aconsejarle y decirle: “Entra, conocemos que tienes
vocación”, o por el contrario: “Sal, nos hemos dado cuenta que tú no tienes
vocación”? Esto os lo digo sinceramente a cada uno en particular, y en general
a todos. Ciertamente, vosotros habéis sido llamados a servir al Señor en la
Congregación de San Francisco de Sales, y quien no corresponde, pone en grave
peligro su eterna salvación. Pero ¿cómo?
Por dos motivos:
1º Si yo o vuestros
superiores hubiésemos tenido alguna duda no os habríamos aceptado. Casi todos
los días hay quien viene a pedir entrar, y los superiores ven que algunos no
tienen las condiciones necesarias, es decir, no tienen vocación, y no lo
aceptan. Si vosotros habéis sido recibidos, señal es de que vuestros
superiores, que han sido puestos por Dios para dirigiros y que deben dar cuenta
de vuestra alma, han conocido ser ésta la voluntad de Dios. Pero dirá alguno:
“¿Acaso el superior no obra a favor suyo?” ¿Y creéis vosotros que el superior
quiera perder su alma y entregar la vuestra por tener a uno más en la
Congregación? Quien entra no siendo llamado de Dios, no hará más que dar
disgustos en casa. Aun vosotros veis que esta suposición sería muy poco lógica.
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