A la
Madre Inés de Jesús:
A vos, Madre mía querida, vengo a
confiar la historia de mi alma. Únicamente para vos escribo la historia de la
florecilla.
Creo que si una florecilla pudiera
hablar, contaría con sencillez lo que Dios ha hecho por ella, sin pretender
ocultar sus dones. No diría, so pretexto de falsa humildad, que carece de
gracia y de aroma, que el sol le ha robado su brillo y que las tormentas le han
tronchado su talo cuando está íntimamente convencida de lo contrario.
La flor que va a contar su historia se
complace en hacer públicas las delicadezas, enteramente gratuitas, de Jesús.
Reconoce que nada había en ella capaz de atraer sobre sí sus divinas miradas, y
que sólo su misericordia ha obrado todo lo bueno que hay en ella.
(Historia de un alma. Relato
autobiográfico de Santa Teresita del Niño Jesús).
No hay comentarios:
Publicar un comentario