miércoles, 14 de enero de 2015

Esforzarse por las vocaciones. San Juan Bosco (X)

En 1972 Don Bosco se encontró con el General de los Mínimos de San Francisco de  Paula, hombre muy docto. Habiéndolo saludado respetuosamente, durante la conversación Don Bosco preguntó:

-- Padre, usted como General de la orden, tendrá mucho que hacer.

--No lo crea; muy poco, porque somos pocos.

--¿Cuántos novicios tiene?

-- Ninguno.

--¿Y estudiantes?

-- Ninguno.

--Pero ¿cómo? ¿Usted no se preocupa de que una orden tan benemérita de la Iglesia, que no ha cumplido todavía su misión, no florezca?

-- No encontramos vocaciones.

-- Si no hallan vocaciones en Italia, vaya a Francia, a España, a América, a Oceanía, y busque quien se asocie a ustedes para perpetuar una orden tan ilustre como es a la que pertenece. Usted tiene una gravísima responsabilidad ante Dios. Cuántas fatigas, cuántos dolores tuvo que aguantar su santo fundador, San Francisco de Paula, para crear su orden. Y usted ¿consentirá que resulten vanas tantas oraciones, tantas fatigas y tantas esperanzas?

Y al hablar iba tomando un aspecto tan imponente, tan imperioso, y un acento tan vibrante que el buen padre General estaba como aniquilado ante él… y prometió que haría cuanto estuviese en su mano para encontrar vocaciones.

         El amor que D. Bosco tenía por todas las órdenes religiosas es indescriptible.


         (Florecillas de D. Bosco, 178).


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