También
ahora es una estrella de luz que, iluminando nuestro camino, nos lleva a la
humildad de un Portal y nos muestra aquello que nos ha hecho salir “fuera de
los muros de la ciudad”. Nos enseña a un Dios que siendo Dueño de todo, de todo
carece… al Creador de la luz y calor del sol…, padeciendo frío…, al que viene
al mundo por amor a los hombres; de los hombres olvidado.
También ahora, como entonces, hay
almas que buscan a Dios…, almas que peregrinan por el mundo buscando el
Misterio del Portal. Mas por desgracia, no todos llegan a encontrarlo, no todos
miran a la estrella, que es la fe; ni se atreven a adentrarse en esos caminos
que conducen a Él…, que son la humildad, el renunciamiento, el sacrificio y
casi siempre la Cruz.
(Saber Esperar, San Rafael Arnaiz).
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