Por caridad, no os hagáis
golosos, estad siempre contentos de la preparación de la mesa, no se desee nada
más. ¡Oh!, cuando veo que uno, si puede tener un bocado especial, lo toma, y para encontrarlo
buscaría lejos de casa; cuando veo que, si puede tener una botella, se alegra y
hace fiesta, yo tiemblo en seguida, pensando en la perseverancia de éste,
porque dicen los maestros de ascética que “gula y castidad” y, especialmente,
“vino y castidad no pueden estar juntos jamás”.
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