“Dejé mi
hogar…,
destrocé pedazo a pedazo mi corazón…,
vacié mi alma de deseos del
mundo…,
me abracé a tu Cruz…
¿Qué esperas, Señor?
Si lo que deseas es
mi soledad,
mis sufrimientos y mi desolación…,
tómalo todo, Señor, nada te
pido.”
(Saber Esperar, S. Rafael Arnaiz.)
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