“Los
deseos y el interés de ser algún día un buen arquitecto, los cambié por los de
procurarme un puesto en el cielo amando a Dios, el regalo al cuerpo con todos
sus cuidados, como vi que era un poco de barro y que no merecía la pena de
ocuparse de él, concentré mi atención a mi alma que es inmortal”.
(Saber Esperar, S. Rafael Arnaiz.)
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