“Si el monje se retira al claustro, es para alabar a Dios con
facilidad y sin distracciones… La salmodia, el silencio, le ayudan a ello,
piensa en los pecados de los hombres para pedir por ellos y desagraviar al
Señor, piensa en los que son desgraciados en la tierra, y en los que son
felices, pidiendo para todos misericordia.”
(S.
Rafael Arnaíz, Saber Esperar)
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