martes, 30 de junio de 2015

Cordialidad con una sonrisa

         Hay un proverbio chino que dice “el hombre que no sabe sonreír no debe abrir nunca una tienda”.

         La sonrisa sincera nace de un corazón puro, “ten buena conciencia y siempre tendrás alegría” dice el Kempis. Grande es el valor de una sonrisa, que no cuesta nada pero crea mucho. Enriquecen a quienes la reciben, sin empobrecer a quien la da. Crea felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios y es contraseña entre los amigos.


         Cuando una vida adolece de sonrisas falta la limpieza de corazón y la buena conciencia.


La obediencia (II). S. Ignacio de Loyola (VII)

Jesucristo es el evangelizador esencial del reino de Dios, es el Salvador del mundo entero; pero no se le ve trabajar en esta obra divina, aun siendo Dios como era, sino bajo la obediencia del Padre celestial. Un apostolado de pura obediencia humana habría andado por otro camino, habría empleado otros medios, habría seguido leyes muy diferentes; pero siendo divina la norma que sigue, le vemos factus obediens usque ad mortem, mortem autem crucis. Ignacio, pues, hará una religión en que la autoridad esté tan penetrada cuanto sea posible de aquella voluntad divina, que dirige el apostolado y la redención de Jesucristo, y esta autoridad la aplicará toda a la santificación de las almas, a mayor gloria de Dios. Así la obediencia será apostolado, y todo el ser de la Compañía, obra esencialmente apostólica.


(S. Ignacio de Loyola, P. Casanova).




lunes, 29 de junio de 2015

Tómalo todo, Señor, nada te pido

“Dejé mi hogar…, 
destrocé pedazo a pedazo mi corazón…, 
vacié mi alma de deseos del mundo…, 
me abracé a tu Cruz… 
                              ¿Qué esperas, Señor?      
                      Si lo que deseas es mi soledad, 
mis sufrimientos y mi desolación…,                   
tómalo todo, Señor, nada te pido.”


(Saber Esperar, S. Rafael Arnaiz.)


domingo, 28 de junio de 2015

Perseverancia y fidelidad

Es fácil ser coherente por un día o algunos días. Difícil e importante es ser coherente toda la vida. Es fácil ser coherente a la hora de la exaltación, difícil serlo a la hora de la tribulación. Y sólo puede llamarse fidelidad a una coherencia que dure toda la vida.
Su llamada es una declaración de amor. Vuestra respuesta es entrega, amistad, amor manifestado en la donación de la propia vida, como seguimiento definitivo. Ser fieles a Cristo es amarlo con toda el alma y con todo el corazón de forma que ese amor sea la norma y el motor de todas nuestras acciones.
La fidelidad de Cristo alcanza en la Cruz su máxima y culminante expresión. De ahí que sea imprescindible la renuncia y la mortificación. Sin una ascética exigente y sin una disponibilidad para servirle profundamente enraizada en vuestro corazón, sin el hábito del olvido de sí, sería imposible amar de veras y ocuparse solo de los intereses de Cristo.
Permitidme que os abra mi corazón para deciros que la principal preocupación ha de ser la fidelidad, la lealtad a la propia vocación, como discípulo que quiere seguir al Señor con una entrega total y con una disponibilidad apostólica sin condicionamientos ni fronteras. Sólo a la luz de esta entrega se pueden afrontar los demás problemas.

(S. Juan Pablo II) 

sábado, 27 de junio de 2015

P. Mendizábal (IX)

Dice Beda el Venerable que la Virgen fue feliz por haber sido Madre de Cristo engendrándolo físicamente, pero más dichosa todavía porque quedó como custodia perpetua del amor de Cristo.

         Ella es la que tiene el cuidado de que Cristo sea amado en el mundo. Cuidado de la Virgen que debe ser también nuestro cuidado. En docilidad con la Santísima Virgen, tenemos que ser también nosotros custodios del amor de Cristo. Nuestra consagración a Él nos tiene que llevar a esto.

         Ahí tenemos un modo de realizar esta perpetuación de la Virgen, la dulce presencia de María en el mundo.

         María no está entre nosotros como está Jesucristo en la Eucaristía por una presencia real, sino que está entre nosotros con esta otra presencia moral, por la presencia de almas dóciles a su inspiración y que perpetúan este amor a Cristo.
         Y en nuestra vida activa de trato con las almas, procuremos sinceramente que todas las almas confiadas a nosotros aprendan de nosotros a amar a Cristo. Imitar a la Santísima Virgen siendo custodios del amor de Cristo, pero del amor de Cristo perfecto.


         (En el Corazón de Cristo, P. Mendizábal).


viernes, 26 de junio de 2015

La obediencia. S. Ignacio de Loyola (VI)

       Los compañeros de Ignacio nunca habían pensado era constituirse en religión canónica bajo obediencia; pues les parecía que esto podía ser un estorbo para el espíritu apostólico de que todos se sentían compenetrados. Claramente confiesan este punto el P. Laínez y luego el P. Polanco. En esto iba Ignacio mucho más allá que ellos.

         El hombre que sentía más que todos el espíritu apostólico, había de ser el más profundo y convencido doctor de la obediencia, y entendía que, no sólo no se habían de estorbar estas dos cosas en una religión, sino que, al contrario, la obediencia sería la luz y la fuerza de toda empresa apostólica a mayor gloria de Dios.

(S. Ignacio de Loyola, P. Casanova).



jueves, 25 de junio de 2015

Sacerdote para la eternidad (I)

Días atrás, al celebrar la Santa Misa me detuve un breve momento, para considerar las palabras de un salmo que la liturgia ponía en la antífona de la Comunión: el Señor es mi pastor, nada podrá faltarme. Esa invocación me trajo a la memoria los versículos de otro salmo, que se recitaba en la ceremonia de la Primera Tonsura: el Señor es la parte de mi heredad. El mismo Cristo se pone en manos de los sacerdotes, que se hacen así dispensadores de los misterios -de las maravillas- del Señor (1 Cor IV, 1).
En el verano próximo recibirán las Sagradas Ordenes medio centenar de miembros del Opus Dei. Desde 1944 se suceden, como una realidad de gracia y de servicio a la Iglesia, estas promociones sacerdotales de unos pocos miembros de la Obra. A pesar de eso, cada año hay gentes que se extrañan. ¿Cómo es posible, se preguntan, que treinta, cuarenta, cincuenta hombres con una vida llena de afirmaciones y de promesas, estén dispuestos a hacerse sacerdotes? Quisiera exponer hoy algunas consideraciones, aun corriendo el riesgo de aumentar en esas personas los motivos de perplejidad.

El santo Sacramento del Orden Sacerdotal será administrado a este grupo de miembros de la Obra, que cuentan con una valiosa experiencia -de mucho tiempo tal vez- como médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, o de otras diversísimas actividades profesionales. Son hombres que, como fruto de su trabajo, estarían capacitados para aspirar a puestos más o menos relevantes en su esfera social.

Se ordenarán, para servir. No para mandar, no para brillar, sino para entregarse, en un silencio incesante y divino, al servicio de todas las almas. Cuando sean sacerdotes, no se dejarán arrastrar por la tentación de imitar las ocupaciones y el trabajo de los seglares, aunque se trata de tareas que conocen bien, porque las han realizado hasta ahora y eso les ha confirmado en una mentalidad laical que no perderán nunca.


(Homilía de S. José María Escrivá de Balaguer)


miércoles, 24 de junio de 2015

La estrategia. S. Ignacio de Loyola (V).

        Ignacio usaba de una reserva y gradación muy considerada en descubrir todo su plan a los compañeros que ganaba. Lo primero y fundamental era decidirles a entregarse del todo a Dios. Lo cual quedó después como un canon, al fundarse la Compañía, en el cual se dice al candidato, que el pensamiento de los fundadores fue el de reunir hombres que estuviesen determinados a servir a Dios en toda perfección, en un lugar o en otro, y por tanto, dispuestos a romper todos los lazos con el mundo, aun antes de ser admitidos en la Compañía. Después descubría Ignacio  el pensamiento de formar un grupo apostólico dedicado a la salvación de las almas. Finalmente, cuando ya el hombre se había entregado de corazón a tal vida, y únicamente entonces, el fundador le decía que había ya otros compañeros que pensaban y sentían lo mismo. Es imponderable el consuelo y la alegría que esto causaba a todos, como nos lo cuenta el P. Simón Rodríguez. Además, así tomaba cada uno sus resoluciones con plena libertad.


(S. Ignacio de Loyola, P. Casanova).

lunes, 22 de junio de 2015

En la Cruz, en la renuncia de uno mismo y en el sacrificio


“El que busca a Dios lo encuentra…., 
para encontrarle, hay que buscarle  en la Cruz, 
en la renuncia de uno mismo y en el sacrificio”.


(Saber Esperar, S. Rafael Arnaiz.)


domingo, 21 de junio de 2015

“Abandonando todo, se levantó y lo siguió”

Escuchar a Cristo y adorarlo nos lleva a elecciones valientes, a tomar decisiones a veces heroicas. Jesús es exigente porque quiere nuestra felicidad auténtica. Llama a algunos a dejarlo todo y a seguirle en la vida sacerdotal o consagrada. Los que escuchen esta invitación ¡que no tengan miedo de responder afirmativamente, y que se pongan en camino con ánimo generoso! Pero, fuera de las vocaciones particulares de consagración, hay la vocación propia de todo bautizado: también es una vocación en “alto grado” de la vida cristiana ordinaria que se expresa en la santidad.

Muchos de nuestros contemporáneos no conocen todavía el amor de Dios o buscan llenar su corazón con sucedáneos insignificantes. Es, pues, urgente, ser testimonios del amor contemplado en Cristo... La Iglesia tiene necesidad de testimonios auténticos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuya vida ha sido transformada por el encuentro con Jesús, hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los otros. La Iglesia tiene necesidad de santos. Todos estamos llamados a la santidad y únicamente los santos podrán renovar a la humanidad.

(San Juan Pablo II, Mensaje a los jóvenes para las Jornadas XX de JMJ , 6 abril 2004).

sábado, 20 de junio de 2015

Cántico Espiritual (I). S. Juan de la Cruz.


Esposa
 ¿Adónde te escondiste, 
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero:
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

Pregunta a las criaturas 
¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado!
Decid si por vosotros ha pasado.

Respuesta de las criaturas 
Mil gracias derramando
pasó por estos Sotos con presura,
e, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.



viernes, 19 de junio de 2015

Aceitunas andaluzas. P. Segundo Llorente (V)

      Detrás de aquellos conos, entre aquellas cordilleras, no se sabe lo que hay. Desde el día de la creación hasta hoy aquella naturaleza virgen y bravía da gloria a Dios a su modo, sola y sin testigos, y es de creer que seguirá envuelta en los pliegues de la soledad y del misterio hasta el día del juicio.

         Por fin llegué a Nenana, donde debía encontrar el vaporcito que me había de llevar 1.200 km en dirección a Siberia. Pero el tal vaporcito había sufrido averías y no llegaría hasta “dentro de unos días”. ¿Cuántos? Nadie lo sabía a punto fijo.

         Al anochecer fui a cenar a una taberna, donde me sentaron junto a tres hombrachones que devoraban como mastines. En la mesa había un tarro con este letrero: “aceitunas andaluzas”. Las miré con una ternura exagerada, mientras pensaba para mis adentros: ¿será posible que sean éstas aquellas aceitunas que yo vi acarrear en la vega de Granada, las que colgaban de aquellos olivos espesos bajo los cuales me senté cien veces a reposar en mis caminatas a Sierra Elvira? Y sin más, ordené que me sirvieran una docena. Aquellas aceitunas eran paisanas mías y estaba seguro que preferían las comiese yo en vez de aquellos extranjeros.

(P. Segundo Llorente, 40 años en el Círculo Polar)

jueves, 18 de junio de 2015

Institutos Seculares (IX)

Los Institutos Seculares han de ser encuadrados en la perspectiva en que el Concilio Vaticano II ha presentado la Iglesia, como una realidad viva, visible y espiritual al mismo tiempo, que vive y se desarrolla en la historia, compuesta de muchos miembros y de órganos diferentes, pero íntimamente unidos y comunicándose entre sí, partícipes de la misma fe, de la misma vida, de la misma misión, de la misma responsabilidad de la Iglesia y, sin embargo, diferenciados por un don, por un carisma particular del Espíritu vivificante, concedido no sólo en beneficio personal, sino también de toda la comunidad. El aniversario de la Provida Mater Ecclesia que quiso expresar y aprobar vuestro particular carisma os invita, pues, según la indicación del Concilio, al «retorno a las fuentes de toda vida cristiana y a la primitiva inspiración de los Institutos», a comprobar vuestra fidelidad al carisma originario y propio de cada uno.

Si nos preguntamos cuál ha sido el alma de cada Instituto Secular que ha inspirado su nacimiento y su desarrollo, debemos responder: el anhelo profundo de una síntesis; el deseo ardiente de la afirmación simultánea de dos características: 1) la total consagración de la vida según los consejos evangélicos, y 2) la plena responsabilidad de una presencia y de una acción transformadora desde dentro del mundo para plasmarlo, perfeccionarlo y santificarlo. Por un lado, la profesión de los consejos evangélicos -forma especial de vida que sirve para alimentar y testimoniar aquella santidad a que todos los fieles están llamados- es signo de la perfecta identificación con la Iglesia, mejor, con su Señor y Maestro y con la finalidad que Él le ha confiado. Por otro lado, permanecer en el mundo es señal de la responsabilidad cristiana del hombre salvado por Cristo y, por tanto, empeñado en «iluminar y ordenar todas las realidades temporales..., a fin de que se realicen y prosperen según el espíritu de Cristo, y sean para alabanza del Creador y Redentor».

En este marco, no puede menos de verse la profunda y providencial coincidencia entre el carisma de los Institutos Seculares y una de las líneas más importantes y más claras del Concilio: la presencia de la Iglesia en el mundo. Efectivamente, la Iglesia ha acentuado vigorosamente los diferentes aspectos de sus relaciones con el mundo: ha recalcado que forma parte del mundo, que está destinada a servirlo, que debe ser su alma y su fermento, porque está llamada a santificarlo, a consagrarlo y a reflejar en él los valores supremos de la justicia, del amor y de la paz."


(Discurso a los responsables generales  y miembros  de los Institutos Seculares en el XXV Aniversario de la "Provida Mater Ecclesia" S. S. Pablo VI, 2 de febrero de  1972)

miércoles, 17 de junio de 2015

Tentaciones de la gloria vana y falsa humildad. S. Ignacio de Loyola (IV).

        Luego procura el enemigo con la segunda arma, es a saber, con la jactancia o gloria vana, dándole a entender que en él hay mucha bondad o santidad, poniéndole en más alto lugar de lo que merece. Si el siervo del Señor resiste a estas flechas, resiste con humillarse y bajarse, no consintiendo ser tal cual el enemigo, trae la tercera arma, que es de falsa humildad, es a saber: como ve al siervo del Señor tan bueno y tan humilde, que, haciendo lo que el Señor manda, piensa que aun todo es inútil, y mira sus flaquezas y no gloria alguna, pónele en el pensamiento que, si alguna cosa halla de lo que Dios Nuestro Señor le ha dado, así en obra como en propósitos y deseos, que peca por otra especie de gloria vana, porque habla en su favor propio. Así procura que no hable de cosas buenas recibidas de su Señor, porque no haga ningún fruto en otros, ni en sí mismo, tanto porque acordándose de lo que ha recibido, siempre se ayuda para mayores cosas, aunque este hablar debe ser con mucha mesura, y movido por el mayor provecho de ellos, digo de sí mismo y de los otros, si halla tal aparejo, y creyendo serán crédulos y aprovechados; así en hacernos humilde, procura de traernos en falsa humildad, es a saber, a una extrema y viciada humildad.


         (S. Ignacio de Loyola, P. Casanova).

martes, 16 de junio de 2015

La clave de toda la conversación: la solícita caridad

             Hay un axioma que dice que "se pueden ganar más amigos en dos meses, si se interesa uno por los demás, que en dos años si se trata de que los demás se interesen por uno".

         La persona que no se interesa por sus semejantes, es quien tiene mayores dificultades en la vida y causa las mayores heridas a los demás. De estas personas surgen los fracasos humanos. "El hombre que solo habla de sí, solo piensa en sí". La primera consigna de toda agradable conversación es interesarse por lo que le complace al otro. Hay que procurar ser buen oyente y tratar de lo que le agrada al prójimo. La persona con la que hablas le importa más su dolor de muelas que una epidemia que mate a un millón de personas en la China. Ser un buen oyente es la primera norma de toda conversación, hablar y tratar de lo que quiere el prójimo, elogiar lo que sea digno de elogio y no criticar ni herir con las palabras.


         Otra norma principal es en todo lo que sea posible evitar las discusiones personales aunque se pudiera tener razón. Hay una sentencia que dice que "mejor es dar paso a un perro, que ser mordido por él al disputarle ese derecho. Ni aún matando al perro te curarías de la mordedura". El mejor modo de salir ganando de una discusión es evitarla.


lunes, 15 de junio de 2015

Concentré mi atención a mi alma que es inmortal

“Los deseos y el interés de ser algún día un buen arquitecto, los cambié por los de procurarme un puesto en el cielo amando a Dios, el regalo al cuerpo con todos sus cuidados, como vi que era un poco de barro y que no merecía la pena de ocuparse de él, concentré mi atención a mi alma que es inmortal”.


(Saber Esperar, S. Rafael Arnaiz.)


domingo, 14 de junio de 2015

Siervos fieles que aprovechan lo que han recibido



       El Señor tiene un plan para cada uno de nosotros, nos llama por nuestro nombre. Por tanto, a nosotros nos toca escuchar, percibir su llamada, ser valientes y fieles para seguirlo, de modo que, al final, nos considere siervos fieles que han aprovechado bien los dones que se nos han concedido.


(Viaje apostólico de Su Santidad Benedicto XVI a Munich, Altötting y Ratisbona, 2006)


sábado, 13 de junio de 2015

P. Mendizábal (VIII)

           Por fin, tenemos que imitar a la Santísima Virgen en dar a Jesucristo a las almas, ser también madre de los pecadores como la Santísima Virgen.

         Y ¿cómo podremos realizar esta perpetuación de la Santísima Virgen en su función de ser madre de las almas, de llevar a Cristo a las almas? Cristo nos ha venido por la Virgen y sigue viniendo por la Virgen. Y nosotros también tenemos que llevarlo por la Virgen.

         Lo haremos posible ante todo realizando la dulce presencia de María. La Virgen tenía ese deseo grande de perpetuarse en las almas que consagrasen a su Hijo toda su vida para complacerle a Él. Pero entre estas almas hay algunas en las cuales especialmente la Virgen quiere realizar su presencia por una especial docilidad a sus inspiraciones, almas que Ella escoge particularmente para reflejarse en ellas.

         Y en estas almas, más que en las otras, hace que viva el amor de Cristo; más aún, Ella misma ama en ellas a Cristo, de modo que el amor de esas almas lo vea Jesús como infundido, sostenido, ayudado y elevado por la misma Santísima Virgen.


(En el Corazón de Cristo, P. Mendizábal).




viernes, 12 de junio de 2015

¿Cómo has de vivir toda tu vida? S. Ignacio de Loyola (III).

       El curso general, escribe posteriormente S. Ignacio, que el enemigo tiene con los que quieren y comienzan a servir a Dios Nuestro Señor, es poner impedimentos y obstáculos, que es la primera arma con que procura herir, es a saber: ¿cómo has de vivir toda tu vida en tanta penitencia, sin gozar de parientes, amigos, posesiones, y en vida tan solitaria sin un poco de reposo? Cómo de otra manera te puedes salvar sin tantos peligros; dándonos a entender que hemos de vivir en una vida más larga por los trabajos que antepone, que nunca hombre vivió, no nos dando a entender los solaces y consolaciones tantas, que el Señor acostumbra dar a los tales, si el nuevo servidor del Señor rompe todos estos inconvenientes, eligiendo querer padecer con su Criador y Señor.


         (S. Ignacio de Loyola, P. Casanova).


jueves, 11 de junio de 2015

Pidiendo para todos misericordia

“Si el monje se retira al claustro, es para alabar a Dios con facilidad y sin distracciones… La salmodia, el silencio, le ayudan a ello, piensa en los pecados de los hombres para pedir por ellos y desagraviar al Señor, piensa en los que son desgraciados en la tierra, y en los que son felices, pidiendo para todos misericordia.”


(S. Rafael Arnaíz, Saber Esperar)


miércoles, 10 de junio de 2015

¿Puedes prometer tú una hora de vida? S. Ignacio de Loyola (II).

       Entrando en una iglesia, en la cual oía cada día misa mayor, y las vísperas y completas, todo cantado, sintiendo en ello grande consolación… Le vino un pensamiento recio que le molestó, representándosele la dificultad de su vida, como si le dijeran dentro del ánima: “¿Y cómo podrás tú sufrir esta vida setenta años que has de vivir?” Mas a esto le respondió también interiormente con grande fuerza (sintiendo que era el enemigo): “¡Oh, miserable! ¿Puédesme tú prometer una hora de vida?” Y así venció la tentación.


         (S. Ignacio de Loyola, P. Casanova).

martes, 9 de junio de 2015

Antes de poner la lengua en movimiento hay que poner el cerebro en funcionamiento

       Antes de oír hablar a una persona no alabes a nadie, porque la palabra es la prueba del hombre. "El horno prueba los vasos del alfarero, la prueba del hombre es su conversación" (Eclo. 26, 6).

         Hay varios defectos que suelen aparecer en el hablar cuando este va con falta de caridad.

         1º) Monopolizar la conversación, son las personas que solo hablan, hablan y hablan, que hasta hastían, que aburren y que parece que solo es importante lo que ellos dicen.

         2º) Hablar a gritos de manera que atronan los oídos. Las personas que aspiran a hacerse notar o a "imponer" sus opiniones a base de gritos son personas que no saben que el Amor incluso se propone, pero no se impone, y que la verdad tiene tanta fuerza que se "abre paso con suavidad".

         3º) Emplear palabrotas o frases grotescas, que es señal de poca cultura y educación. Nuestro lenguaje siempre ha de ser decente y respetuoso sin estridencias y mucho menos lleno de palabrotas. El Señor modelo de todo siempre hablo sin estridencias, nunca un enfado, o para imponer una idea justifica frases o palabras grotescas, tacos o similares. Las palabrotas son manifestación normalmente de la ira o de la impaciencia.

         4º) El criticar o murmurar es la gran lacra de toda conversación. La murmuración y ya la difamación, la calumnia y los pecados de la lengua no los permitamos jamás en nuestra presencia. Si no hay nada bueno que decir de una persona, mejor no decir nada. Persona que murmura o difama muestra que su corazón está enfermo. Hay que huir de la peste de la difamación y también de los ambientes o personas que lo hacen.


         Si guardáramos estas cuatro sencillas reglas que han de nacer del corazón nuestra conversación sería en todo momento sencilla, agradable y provechosa.

lunes, 8 de junio de 2015

Muy amarga debió ser la sonrisa del Señor


“Muy amarga debió ser la sonrisa del Señor, al ver que por un puñado de efímeras y miserables riquezas, aquel joven no le daba de lleno su corazón.”


(Saber Esperar, S. Rafael Arnaiz.)


domingo, 7 de junio de 2015

De la Constitución Apostólica Umbratilem del Papa Pio XI


Cuantos han hecho profesión de pasar una vida oculta apartados del estrépito y de las locuras del mundo, de tal forma que no sólo contemplen con toda atención los divinos misterios y las verdades eternas, y pidan, en las preces que dirijan a Dios con fervor y constancia, que florezca su reino y se extienda cada día más, sino también que satisfagan y expíen con la penitencia del alma y del cuerpo, que les esté prescrita o voluntaria, las culpas, no tanto las propias como las ajenas, ésos, ha de decirse en verdad, que eligieron la mejor parte, como María de Betania. Porque no hay ninguna otra condición y modo de vivir más perfecto que pueda proponerse a los hombres, para que lo elijan y abracen, cuando el Señor verdaderamente les llame; pues, de la unión estrechísima con Dios y de la santidad interior de los que practican silenciosamente en los claustros la vida solitaria, se mantiene radiante la aureola de esa santidad, que la Esposa inmaculada de Cristo Jesús ofrece a todos para que la contemplen e imiten.

viernes, 5 de junio de 2015

¿Qué hizo 40 años en Alaska? P. Segundo Llorente (IV)

Me dijo un padre en la universidad Gonzaga: “Yo le pregunté a su hermano una vez: “Padre Llorente, usted, ¿qué hizo cuarenta años en Alaska?” Y como se lo dije en el tono de “para qué perdió usted tanto tiempo allí”, me contesto: “Estuve cuarenta años enseñando a los esquimales… a hacer la señal de la cruz. Y con eso me doy por contento”.

Dios nuestro Señor lo  usó, no tanto para hacer bien a los esquimales sino para que desde allí, con el talento que Dios le dio como escritor, empezara a escribir cartas y artículos que se convertían en libros; llegó un momento en que los seminarios y noviciados se llenaban de entusiasmo por las aventuras del misionero de Alaska, Yo he encontrado decenas y docenas de religiosas y sacerdotes que me han dicho: “Debo la vocación a los libros de su hermano”. Porque, realmente, contagió esta alegría inmensa que tenía de ser sacerdote y de ser misionero; no la perdió nunca.


(Hermano del P. Segundo Llorente, 40 años en el Círculo Polar)