miércoles, 16 de marzo de 2016

La Pasión de Cristo nos inflama en su amor (II)


Considerar atentamente a aquel Señor, que sufrió tal contradicción de los pecadores contra su misma persona, a fin de que no desmayéis perdiendo vuestros ánimos- nos dice el Apóstol.

Por esto S. Agustín, contemplando a Jesús crucificado y cubierto de llagas, exclama: “Graba, Señor, tus llagas en mi corazón, para que me sirvan de libro donde pueda leer tu dolor y tu amor; para menospreciar por el tuyo todos los demás amores”. Porque teniendo ante mis ojos el retablo de los muchos trabajos que por mí, Dios santo, has padecido, sufriré con paz y alegría todas las penas que me sobrevengan, y en presencia de las pruebas de infinito amor que en la cruz me diste, ya nada amaré ni podré amar fuera de ti.


 (El amor del alma, S. Alfonso Mª de Ligorio)

 



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