Es tanto lo que agrada a Dios esta virtud que haciéndose el Hijo de Dios hombre quiso nacer de madre virgen y consagrada con voto de castidad. San Juan Evangelista tiene la prerrogativa de ser el discípulo amado porque era virgen, y esa es la razón de ese amor especial. Y así lo canta la Iglesia el día de su festividad: que por su especial prerrogativa de la castidad se había hecho digno de señalado amor, pues como hubiese sido elegido virgen, virgen permaneció perpetuamente.
"El que ama la limpieza de corazón, tendrá por amigo al rey" (Prov 22, 11).
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