Tú has hablado de la falta de vocaciones, pero el testimonio
es una de las cosas que atrae las vocaciones. «Quiero ser como ese sacerdote,
quiero ser como esa religiosa». El testimonio de vida. Una vida cómoda, una
vida mundana no nos ayuda. El vicario del clero destacó el problema, el hecho
—yo lo llamo problema— de la fraternidad sacerdotal. También esto es válido
para la vida consagrada. La vida de comunidad tanto en la vida consagrada como
en el presbiterio, en la diocesanidad, que es el carisma propio de los
sacerdotes diocesanos, en el presbiterio en torno al obispo. Llevar hacia
delante esa «fraternidad» no es fácil tanto en el convento, en la vida
consagrada, como en el presbiterio. El diablo nos tienta siempre con celos,
envidias, luchas internas, antipatías, simpatías, muchas cosas que no nos
ayudan a formar una auténtica fraternidad y así damos un testimonio de división
entre nosotros.
(Encuentro con el clero, los religiosos y los diáconos
permanentes en la Catedral, Visita Pastoral del Santo Padre Francisco a Pompeya
y Nápoles. Sábado 21 de Marzo de 2015)
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