La respuesta de María contiene dos aspectos: una entrega de sí misma y un sí de colaboración al plan que se le propone. En el fondo, el mensaje de Dios es una declaración de amor que pide ser acogido. A la palabra de Dios que se nos dirige, tiene que responder el hombre con la entrega total e irrevocable de sí mismo, dice el Concilio. En la Anunciación, María exclama: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, porque sabe que en esa propuesta que Dios hace, hay una entrega de Dios mismo a ella. Aceptar la entrega es dar paso a Dios a través de mi entrega a Él, entregarme a Él como respuesta de amor.
(Con María, P. Mendizábal).
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