Por medio de S. Juan de la Cruz, confesor de la Encarnación, Teresa encarecía a sus hijas a que perdonasen y se sometiesen, pero los Calzados acusaban al P. Juan de la Cruz de alentarlas a la rebeldía.
Ávila estaba llena de rumores:
“Los Calzados han ofrecido al P. Juan de la Cruz que deje el sayal de la reforma y tome el paño de los mitigados…”
“Los Calzados están furiosos y quieren apoderarse por la fuerza del P. Juan y del P. German…”.
La noche del 3 al 4 de diciembre, el Prior de los Calzados de Toledo, el P. Maldonado, acompañado de varios alguaciles, forzaron la puerta de la cabaña y se llevaron a los dos frailes. Ávila se indignó:
“Los han azotado con varas dos veces y les han infligido toda clase de malos tratos..”
- Un mozo arriero le ofreció ayuda para huir al Padre Juan, conmovido por su mansedumbre en los malos tratos, cuando le llevaban a Toledo.
- ¿Logró huir?
- No, no quiso. Dijo que esta ocasión de padecer por el Señor valía más que la libertad.
(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).
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