Existe siempre la tentación de destacar más las sombras en perjuicio de las luces. Esto, sin embargo, lleva a replegarnos en nosotros mismos, a recriminar continuamente, a acusar siempre a los demás. Y en cambio, dejemos brotar en nosotros y en nuestras comunidades la belleza de nuestra vocación, para que sea verdad que «donde están los religiosos hay alegría». Quisiera preguntaros: ¿cómo está el «clima» en vuestras comunidades? ¿Existe esta gratitud, existe esta alegría de Dios que llena nuestro corazón? Si existe esto, entonces se realiza mi deseo de que no haya entre nosotros caras tristes, personas descontentas e insatisfechas, porque «un seguimiento triste es un triste seguimiento» (ibid., ii, 1).
(Encuentro con el clero, los religiosos y los diáconos permanentes en la Catedral, Visita Pastoral del Santo Padre Francisco a Pompeya y Nápoles. Sábado 21 de Marzo de 2015)
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