“Cuando os pidiéremos honras, no nos oigáis,
o rentas, o
dineros, o cosa que sepa a mundo;
mas para honra de vuestro Hijo, ¿por qué no
nos habéis de oír,
Padre eterno, a quien perdería mil honras y mil vidas por
Vos?
No por nosotras, Señor, que no lo merecemos,
sino por la sangre de vuestro
Hijo y sus merecimientos.”
(Camino de Perfección, Sta. Teresa de Jesús).
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