Siempre más arriba. Por lo menos que,
dóciles a Jesucristo, tengamos la sinceridad de no llamar perfección a lo que
es imperfección. Que no digamos “eso no es pecado”, como único remedio nuestro,
sino que veamos si esto es lo que Jesucristo pide al alma, que en esto podemos
hacer muchos disparates y no es tan sencillo. Que el alma es más intransigente
que el director espiritual, y que no se arreglan las cosas del espíritu
interior con decir “eso no es pecado”. Qué triste. Está Jesucristo trabajando
delicadamente con esa alma, deseando llevarla a la santidad y viene quizás un
sacerdote o una religiosa que le dice como un descubrimiento: “Pero si eso no
es pecado…”
Seamos custodios celosos de que esas
almas amen a Cristo, no sólo de que sean buenas, no de que sean modernas y… no
pequen, sino de que amen a Cristo con toda su alma.
Que así imitemos a la Santísima Virgen
en nuestra consagración total.
(En el Corazón de Cristo, P.
Mendizábal).
No hay comentarios:
Publicar un comentario