La «autoridad» que los apóstoles reciben de Jesús no es para su propio beneficio: nuestros dones son para renovar y edificar la Iglesia. No se nieguen a compartir, no se resistan a dar, no se encierren en la comodidad, sean manantiales que desbordan y refrescan, especialmente a los oprimidos por el pecado, la desilusión, el rencor (cf. Evangelii gaudium 272).
(Viaje Apostólico del Papa Francisco a Chile, Bolivia y Paraguay, Julio 2015)
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