En la Nochebuena de 1577, un ramalazo de viento infernal apagó de golpe el candil que Teresa llevaba en la mano cuando descendía por una escalera para ir a la capilla; trastabilló, cayó al suelo y se rompió el brazo. En medio de la catástrofe Teresa reclamó al Maestro: "¡Señor, entre tantos daños y me viene esto!"Jesús le respondió: "Teresa, así trato Yo a mis amigos". Y la Santa, llena de ingenio y de amor, le contestó: "¡Ah, Señor, por eso tenéis tan pocos!"
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