Como se dice en San Lucas 16, 10: “El que es fiel en las cosas pequeñas, también lo es en las grandes”. Aquel que cada día es fiel a los más pequeños deberes de la vida cristiana, o de la vida religiosa, recibirá la gracia de serlo hasta el martirio, si algún día le es preciso ofrecer a Dios el testimonio de su sangre.
Entonces se realizaría plenamente en él la palabra del Evangelio: “Alégrate siervo bueno y fiel; porque has sido fiel en pocas cosas, yo te confiaré muchas más; entra en el gozo de tu Señor” (Mt 16, 23). Mas quien habitualmente descuida las cosas pequeñas pronto acaba por descuidar las grandes; ¿y cómo cumpliría en tal caso acciones de mayor dificultad que acaso le exigiría Dios?
(Las tres edades de la vida interior, Garrigou-Lagrange)
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