María aparece siempre como “portadora de Cristo” y “conductora a Cristo”. Aparece así en las Bodas de Caná, en las que envía a los servidores a Jesús, preparándoles para su encuentro; aparece así en la cruz, donde recibe de Cristo esa misión y lleva hacia Cristo; y aparece así también en sus manifestaciones de Lourdes o Fátima, donde Ella aparece “orante”. No es ella la Mediadora, ella orante, conduce a Cristo: pide que se haga un templo, que el Hijo sea venerado. Lleva a las almas a la Eucaristía, a la comunión, a Cristo. Cristo es el Redentor, María es redimida por Él y constituida colaboradora de la Redención de Cristo.
Lo que le sucede a María, para nosotros es ejemplar, porque tiene que darse en su grado: nosotros, redimidos por Cristo, somos constituidos colaboradores de la Redención de Cristo y tenemos que cuidar esa colaboración.
(Con María, P. Mendizábal)
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