martes, 1 de septiembre de 2020

La fecundidad del amor produce una gran felicidad

 

Cuando vivimos lo que Dios nos pide nos hacemos fuertes y fecundos, aunque seamos pequeños y débiles.


Santa Bernardita era una niña de 13 años, asmática y analfabeta: hoy Lourdes es uno de los lugares de peregrinación más importantes del mundo, recibiendo unos 6 millones de peregrinos al año, un río de fe. 


Esta fecundidad del amor produce una gran felicidad.



(P. Column, Miel del cadáver del león).

martes, 30 de junio de 2020

Correspondencia. S. Maximiliano Kolbe (IX)


Ante el inminente estallido de la 2ª Guerra Mundial: 

“No hay un rincón en el mundo donde no aparezca la cruz… No huyamos de ella, y si es necesario, carguémosla sobre los hombros y llevémosla de buen grado por amor a la Inmaculada. ¡Qué dulce será la muerte de los que le pertenecen!” 


Los temas que Kolbe trata en sus cartas son múltiples, pero sobre “el sonido y la furia” del mundo, ni una palabra. Para Kolbe, la desgracia es la caída. Ante sus ojos tiene la de un compañero que acaba de romper sus votos: “Recemos por su alma. Estas son las auténticas desgracias; a su lado, todos los desastres materiales, la enfermedad y la muerte no son nada…” 

(No olvidéis el amor. La pasión de S. Maximiliano Kolbe, Arcaduz)

Nada de seguridades



La búsqueda de la voluntad de Dios del cristiano es como el que anda por un pasillo con luces automáticas: no se ve el camino por el que tienes que avanzar desde el principio, sino que según vas andando, las luces se van encendiendo. 

Error de la gente que espera tener todo clarísimo antes de andar. Nada de seguridades. Hay que buscar la voluntad de Dios, y Dios, a medida que avanzas, te va mostrando el camino. La voluntad de Dios la vas descubriendo a medida que se va avanzando. Para buscar la voluntad de Dios hay que entregarse a ella. 


Vemos un ejemplo en Abrahám: "Yo te mostraré la tierra..." No le da el mapa, le dice que se ponga en camino. 

"La fe ve en la medida en que camina" (Benedicto XVI). 

(Mons. José Ignacio Munilla)

lunes, 29 de junio de 2020


“Más indecencia e impureza lleva el alma para ir a Dios, 
si lleva en sí el menor apetito de cosa del mundo, 
que si fuese cargado de todas las feas y molestas tentaciones y tinieblas que se pueden decir, 
con tal que su voluntad racional no las quiera admitir”. 

(S. Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor)

domingo, 28 de junio de 2020


La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas del Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profesión de los consejos evangélicos, los rasgos característicos de Jesús -virgen, pobre y obediente- tienen una típica y permanente "visibilidad" en medio del mundo, y la mirada de los fieles es atraída hacia el misterio del Reino de Dios que actúa en la historia, pero espera su plena realización en el cielo. 

(S. Juan Pablo II. Exhortación apostólica “Vita consecrata”, 1996).

sábado, 27 de junio de 2020

El pudor es intimidad y respeto


Si hubiera que poner un adjetivo a la palabra intimidad podría ser el de “valiosa”. 

Una persona sin intimidad es una persona que no tiene nada que ofrecer, es una persona que vive para el exterior: 

1º Es una persona dispersa, vacía, sin fuste, se ha perdido, se ha desparramado... 

2º Es una persona pobre, porque ya no le queda nada que ofrecer. 

“Mi secreto para mí”... “El secreto del rey cuando se descubre, se empaña”. 


El pudor obtiene como fruto que: 

3.1. Un trato adecuado con la verdad de la relación que existe con las personas. 

3.2. Mantiene el respeto en mi trato hacia los demás. 

Ordena las miradas y los gestos en conformidad con la dignidad de las personas y con la relación que existe entre ellas.

viernes, 26 de junio de 2020

Vrs. envidia


¿Cuándo puede uno superar esta pasión? Cuando su vida rebosa amor de caridad y búsqueda del bien. El amor hace que uno se ponga al servicio, sin esperar nada, que es cuando más recibe… 

Hacer el bien implica ser bueno aun cuando te crucifican.

El amor de caridad se alegra con el bien del otro, y con la alegría del otro. El bien se hace desde la humildad de quien sirve.

Ten paciencia contigo y a la vez delicada exigencia… y amor hacia todos.